martes, 2 de febrero de 2016

EL TIEMPO

El día se fuga trepando la noche.

La noche lo engulle y pronto es ayer.

Hasta que la aurora alumbra fantoches

que las sombras borran y no dejan ver.

 

El sol va pintando el cielo y las frondas.                                                                               

Los cercos gastados y el asfalto atroz.

Donde ruedan tercos motores que ahondan

ruidosos rezongos de bestias con tos.

 

De a poco, se abren curiosas ventanas,

sacudiendo sueños que dejan de ser.

Y por sus pulmones entra la mañana

que trae otro día igual que el de ayer.

 

Y el día comienza su fuga insistente.

Detrás de otra noche por donde se irá.

Y así va pasando, implacablemente

el tiempo que a todos nos atrapará.

                                                     H.N./1/2015

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