A veces leo mis propios versos
para levantar el ánimo caído.
Y suele darme resultado.
¿Les pasará lo mismo a los demás?
¿A los que se introduzcan en el vuelo de mis arrestos
esperanzados o rebeldes
desde sus propias desesperanzas o dolores.?
Aunque algunas pistas tengo para creer
que puede ser algo más que un delirio que me obsesiona.
Tengo un hermoso farol construido por un artesano
que me agradeció un poema que según él
le cambió la vida.
Aun alumbra la humildad de mi patio
entoldado de cielo.
No olvido nunca la humedad de un beso
de una muchacha joven y fresca,
que me gratificó por una canción mía
que escuchó hasta el desvelo,
cuando sentía que su vida rodaba insalvablemente
hacia la nada.
Ella me hizo creer aun más que la poesía
que se lee o que se canta
puede cambiar el mundo y la vida
aun desde lo más insignificante,
como el aleteo de una mariposa
que ha de morir cuando la luna esté alta.
Es imperceptible cómo la poesía puede mejorar
el mundo, la vida o minar un pueblo entero
de belleza, sosiego, bronca o rebeldía.
Una vez escribí:
"La poesía ha de hacerlo./ La poesía y nosotros
"
¿Estará de más aclarar que nosotros los incluye a ustedes?
Y que hará falta mucha fe, obstinación
y amor sembrado y repartido, más cada partícula de vida
que se ponga en juego.
Y además, avanzar tras lo imposible.
Pero totalmente convencidos, porque todos
podemos ser pequeños dioses o demiurgos.
Como algunos poetas que disparan sus palabras
hacia el infinito
y luego callan por pudor, con el grito hecho pedazos.
1 comentario:
Escribir es elevar el pensamiento a la altura de los pies.
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