lunes, 30 de junio de 2008

"¿QUE TANGO HAY QUE ESCRIBIR?

Acerca de "lo nuevo"

por Héctor Negro

Una de las preocupaciones de quienes bregan por un tango-canción que tenga vigencia y represente y exprese las formas de sentir, los temas, el lenguaje y otros elementos del hombre actual (jóven o no), es la continuidad del espíritu renovador que el género supo exhibir siempre. La creación de tangos cantados que además de ser buenos y auténticos, sean actuales. Y valga aclarar que lo actual no está dado por un hecho cronológico(la fecha de su nacimiento), ni por el empleo de términos que pertenecen a una época presente o por lo menos cercana. También hay que saber distinguir lo nuevo de lo novedoso. Y evitar que por pretender ser demasiado nuevo, deje de ser tango. El tango tiene formas expresivas muy propias, un discurso reconocible como tal, estructuras que sin necesidad de ser rígidas, corresponden a su espíritu, suman a su continuidad, se reconocen "olfateándolas", porque justamente es lo que lo diferencia de otros cancioneros que también tienen sus méritos, pero que son otra cosa.

Lo nuevo de ayer

Cuando a principios de siglo, Villoldo escribía "La bicicleta" estaba

marcando tal vez sin proponérselo deliberadamente, la característica de lo nuevo en aquel incipiente tango cantado de la etapa que se definió como "prehistoria" del tango-canción. Del mismo modo que cuando construyó los versos de la milonga"Matufias"(o"El arte de vivir"), en la que denunciaba la corrupción, las falsificaciones, las malas artes, en fin, las"truchadas" de una época tan distante. A su vez, Pascual Contursi, al crear los versos de"Mi noche triste", inauguraba lo que con el tiempo sería la fascinante epopeya del tango-canción, señalando el límite de dos etapas. Detrás quedaban los tangos orilleros, alardeadores, expresión de aquellos compadritos que fueron sus inspiradores y protagonistas. Y se proyectaba la etapa del tango ciudadano, sentimental, la nueva canción de una nueva ciudad que dejaba de ser la Gran Aldea y que integraba como protagonista natural de su vida y su historia al inmigrante, tantos años blanco de ciertos desprecios, burlas y "cargadas" del porteño de fines del siglo 19 y principios del 20. El mismo inmigrante cuyos hijos fueron los inspiradores y protagonistas del tango, los creadores de ese nuevo canto en el que la nueva ciudad comenzaba a expresarse y verse reflejada. Y tan nuevo era todo, desde su temática hasta su intensidad emotiva, su lenguaje, sus personajes...,todo...Tanto que Gardel tuvo que "inventar"la forma de cantarlo, sus fraseos, sus múltiples matices, hasta sus cambiantes temperaturas, me animaría a decir. Y nuevos fueron los poetas populares que al conjuro de ese canto escribieron para el tango, cada uno con su propia voz, con su lenguaje, con su íntimo dolor o su encendida esperanza, con sus odios y sus amores. Y así surgieron, con su particular mundo instalado en el cosmos de esta ciudad imprevisible, los grandes y los modestos creadores, los cerca de 160 letristas que cantó Gardel, el singular Blomberg que escribió para Corsini, y entre todos ellos, los que marcaron etapas y fundaron escuelas y estilos, porque sencillamente fueron nuevos. Sirvan como ejemplos válidos y fecundos: José Gonzalez Castillo, que aportó la intención de embellecimiento literario marcando el comienzo de una escuela poética-cancionística que tuvo sus mejores continuadores y discípulos en su hijo Cátulo y en Homero Manzi; Enrique Santos Discépolo con su lenguaje y sus contenidos que fundaban una nueva poética tanguera enriquecida por su profundidad filosófica, su magistral manejo del"grotesco" y su personal manera de expresar la desesperación, la indefensión y la desesperanza, entre otras cosas. Y otro más cercano, que por supuesto no agota la rica nómina de reconocidos renovadores, pero ilumina una de las más brillantes épocas del tango-canción: Homero Expósito, imaginativo, audaz, con incursiones surrealistas y metáforas sorprendentes, ejemplo cabal de lo nuevo de su tiempo.

Lo nuevo de siempre, el aquí-ahora y lo intemporal

Por eso y muchas cosas más, lo bueno es que siempre hubo tangos nuevos(lo que no significa que todo lo nuevo sea bueno). Que reflejaron el espíritu y las preocupaciones del hombre ciudadano de cada tiempo, los paisajes cambiantes, las formas de amar y de recordar el pasado, los permanentes y diferentes problemas, los personajes. En el tango siempre rondó la nostalgia como tema(pareciera que ineludible), el paso del tiempo impiadoso con las cosas del ayer, los recuerdos...Pero los verdaderos poetas supieron siempre recrearlos con lenguajes y puntos de vista originales, con renovada expresión. Recordemos "Sur", "Barrio de tango","Tinta roja", "Patio mío","Percal "..., es decir: recorramos la obra de los verdaderos poetas de nuestra canción. Homero Manzi, Cátulo Castillo, Homero Expósito, García Jimenez, Enrique Cadícamo y tantísimos más. Y detengámonos en el singular ejemplo de Héctor Pedro Blomberg que supo ser nuevo reconstruyendo un pasado histórico y personajes de leyenda ("La pulpera de Santa Lucía", "La mazorquera de Monserrat", "La viajera perdida"), en el casi olvidado Samuel Linnig (que descubrió e inmortalizó a "Milonguita"), en el "negro Cele" que pintó una epopeya suburbana con sus personajes y sus maneras de sentir, de sufrir, de reconvenirlos desde su óptica que observó y retrató al Centro desde el mirador del barrio , con el color de ese chapaleado cristal. Cada uno desde su lugar y su tiempo. Lo que para nosotros sería el hoy y aquí. Que no impide abordar los temas eternos del ser humano: el amor, las pasiones, el paso del tiempo, el misterio de la muerte, los dramas sociales, la esperanza... Y tener el pincel afilado para reflejar los cambios, para testimoniar nuevas formas de ser, utilizando la presencia de los nuevos elementos de la realidad, pero funcionalmente, no para vestir de"pseudonuevo"lo remanido, ni para ocultar retóricas vacías.

Para crear los tangos del siglo que se fue y del que llegó

Por eso, aunque el repertorio tanguero tiene una carga de testimonio y poesía para cubrir décadas, nuestro compromiso, nuestro verdadero desafío debe ser: escribir los tangos que dentro de algún vagón de años representen al final del siglo 20 y al comienzo del 21. Para que cuando los habitantes curiosos y sensibles de los tiempos futuros se pregunten: "¿Qué nos dejó el tango de ese tiempo?(el nuestro), tengan obras para conocernos y para cantar, testimonios que nos representen; en definitiva, la continuidad de un cancionero que ocupa sin duda un lugar privilegiado entre los cancioneros del mundo, por su jerarquía poética, su profundidad y su nivel reconocido ya en diferentes latitudes del planeta que nos toca habitar. Nada menos...

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