Todo se hizo en un cálido clima, del cual el mérito ha sido de los amigos colombianos tangueros que allí he ganado. Algunos de ellos que conducen programas en la radio me realizaron entrevistas grabadas y filmadas, más un sinfín de atenciones que desde aquí me mueven a agradecerles su calidez y preocupación por hacerme sentir verdaderamente a gusto. Luego esa extrema gentileza para conmigo culminó con una cena a la que me invitaron, regada y rematada con vino argentino, sobre el que me consultaron y me permitieron escoger tipos y marcas al alcance de bolsillos no precisamente colmados. Pero todo fue en un alto clima de amistad y camaradería, que posibilitó fundamentalmente, la pasión que el Tango desata cuando hay espíritus sensibles y abiertos. Sólo puedo agregar que ¡sería muy lindo poder volver!
(H.N.)
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