sábado, 15 de marzo de 2008

ROSARIO MASE .... POETA

Había llegado a las reuniones del Grupo (entre otros, como ya lo mencioné anteriormente) Rosario Mase. Era un hombre mayor que todos nosotros, entonces todos veinteañeros. En esa época tendría alrededor de 45 años, además era trabajador del Puerto, donde había sido estibador. Criado en el barrio de La Boca, traía un fascinante mundo en los paisajes que pintaban sus poemas y en su experiencia de trabajador consecuente y políticamente lúcido. Su modestia era natural y propia de su manera de ser y del mundo que nos traía. Nos trataba además con enorme respeto y veía al Grupo como algo sólido y verdaderamente útil para luchar por sus ideales y reafirmar los valores culturales que demostraba haber cultivado pese a su ruda tarea y al ambiente en el que se desenvolvía (...)

 

El conjunto de poemas que integraban Los  muelles insumisos nos habían conmovido a muchos de los integrantes del Grupo, por el fascinante universo que traían en su interior, expresado en un lenguaje poético, sencillo, pero exaltado, con el rigor de una escritura plena de síntesis pero comunicativa. Por momentos sorprendía su rica adjetivación, su manejo de originales metáforas y sobre todo su "oficio" de sonetista, forma en la que lograba muchas de sus felices pinturas, que en la mayoría de los casos eran auténticas vivencias llenas de crudeza y no exentas de ternura. Esa especie de descubrimiento poético de un ambiente y una voz totalmente diferentes a lo que conocíamos y discutíamos habitualmente, nos deslumbró y decidimos casi como un gesto irreprimible, darlo a conocer de cualquier manera. Así nació la Colección Cuadernos de Poesía, producto de un entusiasmo y de un impulso de iluminar algo que necesitaba la luz de la letra impresa (Fragmentos de "La verdad sobre el Pan Duro. Grupo de Poesía (1955-1964). Marcelo Héctor Oliveri Editor)

 

          Estibador muerto

          (Rosario A. Mase)

 

... Y ahora estás allí, desparramado ...

vencido por el hierro, en la despierta

tarde del muelle, que te ve humillado

la carne que era luz, sucia y abierta.

 

Estás allí, brutal, todo apagado.

La sangre lame y tiñe la cubierta

y el gesto de un asombro ya cuajado

se resuelve en la atroz mirada muerta...

2 comentarios:

Tute dijo...

Qué maravilla de versos.

"Estás allí, brutal, todo apagado."

Me encantó ese "todo apagado".
Me gustaría ver el soneto entero. Gracias!

Anónimo dijo...

"...y el gesto de un asombro ya
cuajado
se resuelve en la atroz mirada
muerta".

�Qu� versos!; gracias H�ctor, por semejante poeta... . �D�nde se puede leer m�s?.


Un abrazo grande.
Hern�n Lucero,(cantor de los "Bardos cadeneros")