Si se trata de volar, mi vuelo es alto
y apunta siempre a las constelaciones.
Y si sueño, mis sueños van de asalto
por donde no los enfríen las razones.
De gastar suelas, cargo mucho asfalto,
aunque no se me note en ocasiones.
Por aquí abajo manda el sobresalto
y es bueno despistar a los mirones.
Sé escuchar si el que habla algo me enseña
y aprendí mucho de los que la saben.
Si me pasaron tantas contraseñas
que voy zafando descifrando claves.
Y así es la vida del que es pobre y banca
su derecho a soñar y a ser derecho.
Que si viene la mala no se manca
y al viento en contra le levanta el pecho.
Que lleva un loco corazón despierto
frente al amor y al roce de una rosa.
Y que de tanto caer ha descubierto
que levantarse enseña muchas cosas.
Pero siempre cantando, que en el canto
está el milagro de sentir con otros
y encontrarse en el alma de unos cuantos
y en lugar de ser uno, ser nosotros.
Por eso vuelvo al sitio de mi vuelo.
Cuando peleando cincha la esperanza.
Tener siempre los pies pisando el suelo.
Y crecer si las alas no me alcanzan.
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