martes, 14 de julio de 2009

CON ESA LUZ

Esta milonga pertenece a mi próximo libro "Cantaré hasta el fin" y fue grabada por

Carmen Guzmán para un C.D. de inminente aparición...

 

          (Milonga)

                I

Como olfateando la primavera,

voy  por la calle,  bebo la brisa.

Y aunque me aturdan de mil maneras,

agazapada,  va mi sonrisa.

 

Cruzan infiernos por la vereda.

Ondas de angustias que se deslizan.

Pero con fiebre de enredadera,

sube mi canto por las cornisas.

                II

Por este aroma a primavera

y la caricia del sol,

perseguiré la quimera

soñando un mundo mejor.

Que la esperanza es espera

y es repechar el dolor.

Cuando la fe es la bandera

que hace flamear el amor.

              I Bis

Como jugando mi alma entera,

vuelan mis grillos el aire impuro.

Y aunque la calle se desespera,

hago camino entre tanto apuro.

 

La selva diaria nos entrevera.

Las ilusiones se deshilachan.

Pasa la prisa con piel ligera.

Pero mi canto nunca se agacha.

             II Bis

Con esa luz que nunca afloja.

Con esa luz siempre voy.

Con el verdor de las hojas

que al árbol le dan frescor.

Cuando mi canto despoja

las sombras de lo que doy.

Cantando así, se me antoja,

que me han de oír como soy.

 

                                    Letra de Héctor Negro

                                    Música de Carmen Guzmán

MANAL


Otra vez más poéticas urbanas, esta vez en una canción que está en la historia. Y quizás el blues más tanguero de todos. De Manal, injustamente silenciado por los manejos siniestros de la difusión de esta sociedad idiota, se pueden elegir un montón de temas: "Jugo de tomate frío"; "Avenida Rivadavia"; "Una casa con diez pinos", etc., etc. Pero en verdad, para ser sinceros, no todo tiene su razón de ser en una sociedad donde la idiotez y la desmemoria se fabrican todos los días, igual que una cinta infinita y que no para, infatigablemente. También el rock local – como diría Pappo – está en deuda y con una anemia que lo pone en coma. Y ni que hablar de los pibes… ay ay ay, Pirata; mejor me callo. Obviamente de la letra no voy a decir nada, ya que los méritos están ahí y ella se explica sola. Igual, vean: "un camión interrumpe el triste descampado" ¡un camión interrumpe un paisaje, como una mancha en un lienzo!; "la fábrica parece un duende de hormigón y la grúa, su lágrima de carga inclina sobre el dock". Son fogonazos de poesía. Relámpagos de otro cielo... un camión ... un duende, el dock ....

El Pirata Cojo

Avellaneda blues

Vía muerta, calle con asfalto siempre destrozado.
Tren de carga, el humo y el hollín están por todos lados.
Hoy llovió y todavía está nublado.

Sur y aceite, barriles en el barro, galpón abandonado.
Charco sucio, el agua va pudriendo un zapato olvidado.
Un camión interrumpe el triste descampado.

Luz que muere, la fábrica parece un duende de hormigón
y la grúa, su lágrima de carga inclina sobre el dock.
Un amigo duerme cerca de un barco español.

Amanece, la avenida desierta pronto se agitará.
Y los obreros, fumando impacientes, a su trabajo van.
Sur, un trozo de este siglo, barrio industrial.

Letra: Javier Martínez
Música: Claudio Gabis


lunes, 13 de julio de 2009

LEIDO EN UNA PARED DE ALMAGRO

De mi próximo libro "Cantaré hasta el fin", esta poesía que pertenece al capítulo

Con los pies en el barrio.           

 

LEÍDO EN UNA PARED DE ALMAGRO

 

"Con los pies en el barrio y el grito en el cielo"…

Vocifera una pared de Almagro con furiosos trazos

surgidos de la penumbra de una noche sigilosa.

 

Y el barrio late a ras de la vereda, en el tumulto de la calle,

en el innumerable mundo que custodian las puertas,

en el colmenar de los edificios presuntuosos,

en los turbios rincones de los desamparados.

En el ir y venir de los comercios insaciables.

Donde la gente gasta su paciencia y su rabia.

En el aquelarre de sus avenidas bulliciosas.

 

Hay que saber andar por esas calles, gastar las suelas,

soportar sus garúas, sus inviernos, sus soles impiadosos

y extender la mano o disparar el puño, según se cuadre,

según baje la noche o te encandilen ojos de gato,

focos o implacables vencimientos…

 

Y tener el grito presto, agazapado, cargado como un arma

para escandalizar al cielo como desde un gigantesco altoparlante

capaz de desacomodar las nubes y rebotar por las estrellas,

para despertar a los relámpagos y dar envidia a los truenos

que remolonean en los hondos huecos de las tormentas

que siempre esperan el imprevisible estallido.

 

Con los pies en el barrio:

con la gente

y su prodigiosa aventura de la vida.

Con sus esperanzas y sus rebeliones.

Por sus cicatrices y sus sueños…

 

Con el grito en el cielo:

para que lo sepan los otros, los que contabilizan sus ganancias

que crecen con la fatiga de los más.

Para que se amplifique en los tapiales agachados,

en las arboledas y en los muros altos.

Y nos vuelva como un fecundo vendaval que nos sacuda como campanas

para sumarnos al grito hasta hacer un coro gigantesco,

junto a la gente de Almagro, de la ciudad, del país y del mundo.

Que estremezca los cimientos del orden establecido,

que establece la desigualdad y la injusticia.

Algarada anticipadora de una vida mejor.

 

Que tendrá los pies en el barrio.

Y pondrá el grito en el cielo.

Alguna vez…

                                                      Héctor Negro

                                                            10/08