lunes, 11 de julio de 2016
PIBE NEGRO
martes, 5 de julio de 2016
Historia y escenificación: el tango como restauración, identificación y prefiguración político-cultural
Dr. Tomás Calello[1]
E-mail: tomas_calello@yahoo.com.ar
Introducción
Por medio de la utilización de nociones de las teorías del performance, de la antropología social y de la crítica cultural como son las de "restauración", que fue desarrollada por Robert Schechner, las de "identificación-desidentificación" de Carmen Bernand y José Muñoz, y la de "prefiguración" que tiene su origen en las obras de Theodor Adorno y de Paul Ricoeur, integradas al análisis sociológico, se intenta dar cuenta de la influencia del tango en diversos grupos sociales que se identificaron con sus prácticas estéticas prefigurando al mismo tiempo nuevas relaciones político-culturales. Tanto la dimensión "restaurativa" del tango asociada a sus "memorias" históricas, estéticas y culturales, como los procesos de identificación social que remiten a un plano temporal sincrónico o los prefigurativos coexisten en las prácticas del tango en diversos momentos históricos de su desarrollo, aunque como veremos, dichas dimensiones cobraron y cobran mayor relevancia en cada uno de ellos. Acerca de la naturaleza del mundo simbólico y en relación a su interpretación freudiana Ricoeur se preguntaba si el símbolo podía considerarse únicamente como vestigio y si no sería también aurora de sentido, como prefiguraciones (Ricoeur, 2007). Richard Schechner en diálogo y complementación con la antropología de Víctor Turner considera la posibilidad de desarrollar una semiótica del performance que parte de una base inestable o de un fundamento de tensiones. En la práctica teatral plantea el proceso de deconstrucción-construcción bajo el concepto de "conducta restaurada". Para Schechner se trata de restaurar mediante el performance secuencias de conductas que ofrecen a individuos y grupos "la posibilidad de volver a ser lo que alguna vez fueron o, incluso, con mayor frecuencia de volver a ser lo que nunca fueron pero desearon haber sido o llegar a ser" (Schechner, 2008:39). Las secuencias de conductas restauradas por medio del performance pueden ser almacenadas, transmitidas, manipuladas y transformadas. Los actores al entrar en contacto con ellas las recobran, recuerdan y pueden incluso inventarlas para volver a comportarse según los parámetros conocidos, ya siendo absorbidos por el papel o el trance o tomar distancia del mismo como en el efecto V brechtiano. En todos los casos las secuencias de conducta del performance significan "nunca la primera vez" a partir de un contexto cuyas condiciones originales pudieron haberse modificado o desaparecido. Las conductas originales son restauradas en otros contextos y en parte modificadas de acuerdo a sus fines. El objetivo del performance influye de manera decisiva sobre aquello considerado como evento pasado y por lo tanto objeto de la restauración. La conducta restaurada no es una copia de la original sino que implica decisiones por parte de los performers. Para Taylor la transmisión social efectiva de este simbolismo requiere de una relación "aquí y ahora" con el contexto social circundante, que fue a su vez co-partícipe de la circunstancia histórica traumática (Taylor, 2011). De esta manera el sufrimiento social puede ser reelaborado socialmente mediante performances basados tanto en documentación científica como en repertorios de conducta no escritos (testimoniales, sonoros, icónicos, corporales, etc). Según Schechner las conductas restauradas se pueden usar como máscaras o vestimentas pudiéndose modificar la partitura del perfomance como en los casos de directores de teatro, obispos y actores. La actuación en dramas, danzas y rituales junto con las acciones sociales y las performances culturales se retroalimentan con las acciones de los individuos cuando son representados, como modelos de acción para la vida cotidiana; a su vez la manera de actuar en la vida cotidiana afecta a las representaciones (Schechner, 2008:38). En este sentido Schechner distingue entre lo "que es" performance de lo que puede estudiarse "como" performance. Esta última definición considera que algo "es performance"
cuando
en
una
cultura
particular la
convención, la
costumbre
y
la
tradición
dicen
que
lo
es; por ejemplo aquéllos espectáculos que en la cultura occidental se basan en textos, dramas, guiones etc, o bien en dramas ceremoniales o rituales tradicionales orientales. A su vez puede ser estudiada "como performance" toda actividad que implique una repetición y restauración de conductas. Desde esta perspectiva las performances deben entenderse en términos interdisciplinarios, interculturales y globales, como actividades de restauración y creación en las que las apariencias son realidades y las realidades son también lo que se halla por detrás de las apariencias. También pueden considerarse como performances registros representacionales como films y documentales que tienen efectos y son afectados en la vida cotidiana. En este sentido la construcción del presente, de una imágen del sí mismo y de los otros, supone tanto una "procedimiento arqueológico" como uno "teleológico"; éste último ya no basado exclusivamente en la sospecha del desocultamiento sino en las potencialidades de las manifestaciones simbólicas (Ricoeur, op cit). José Esteban Muñoz proponía que las performances (o "actuaciones") se basen en procesos de desidentificaciones sociales que se diferencian tanto de las identificaciones predominantes y mayoritarias como de sus contraidentificaciones. Mediante la crítica de la noción tradicional de identidad proponía la realización de performances como emergencias entre las identidades que poseen mayores grados de estabilidad y las construcciones sociales. Tomando como referencia inicial la definición de identificación de Laplanche y Pontalis como "un proceso psicológico mediante el cual el sujeto asimila un aspecto, propiedad o atributos del otro y se transforma por completo o en parte según el modelo que proporciona el otro" Muñoz propuso a partir de Pécheaux aplicar las nociones de contraidentificación y desidentificación. (Muñoz 2011:563). Es por medio de una serie de identificaciones como se constituye y especifica la personalidad. Para Muñoz el sujeto que se "desindentifica" es incapaz de identificarse por completo con el modelo cultural predominante ya que recurre -de acuerdo con las nociones de Eve K. Sedgwick-, a una visión no lineal de las identificaciones por las que "identificarse con un objeto, persona, estilo de vida, historia, ideología política, orientación religiosa, etc significa también al mismo tiempo y en parte, una identificación opuesta así como una identificación parcial con distintos aspectos del mundo social y psíquico. Aquéllo que detiene la identificación son siempre restricciones ideológicas implícitas en un sitio identificatorio. En este sentido los sujetos que se hallan por fuera de la esfera pública predominante y que poseen varios componentes de identidad minoritaria encuentran dificultades para representar identificaciones y en las que los prejuicios y el control hacen que las "identidades con diferencias" sean difíciles de habitar (Muñoz, 2011)
Al considerar el análisis de poblaciones culturalmente híbridas se deben tener en cuenta sus objetivaciones en varios planos como son las escrituras mestizas, los sones y las imágenes.[2] El abordaje del mestizaje como un fenómeno ambiguo supone el análisis de sus procesos de identificación pues la consideración de una noción de identidad como fijismo no puede dar cuenta de las ambivalencias significativas que comporta su interpretación como fenómeno antropológico. Actividades de base corporal como el baile y el teatro constituyen formas de resistencia cultural por medio de las cuales se expresa lo prohibido y los tabúes sociales en distintos sectores sociales y culturales (Bernand, 1977). En el ámbito del Río de
El tango como economía política de la pasión
En el análisis que Marta Savigliano realizara sobre el tango como "economía política de la pasión" (1995) se encuentran reunidas prácticamente todas las dimensiones necesarias para comprender el significado de las performances tangueras en relación a su restauración, procesos de identificación y desidentificación grupales y como prefiguraciones político culturales. Savigliano parte de considerar al tango como una práctica social-cultural originada en el Río de
El tango como prefiguración político-cultural del peronismo
En el análisis de Savigliano el "abrazo" consagraba relaciones clasistas y de género articuladas con el orden colonial y cuya identidad era mediada por las oligarquías locales. Si bien el simbolismo del abrazo realza la significación existencial y las relaciones de encuentro y desencuentro amorosos de la pareja de baile ocultando relaciones sociales de dominación no es menos cierto que el tango experimenta en su evolución local interna una transformación "intimista" a partir de 1917 con el tango "Mi noche triste" (con letra de Pascual Contursi). También que el tango era una expresión estética de la alianza sociocultural entre sectores y fracciones sociales que iban desde el conservadurismo y el radicalismo hasta el anarquismo y el socialismo que excedían a los sectores oligárquicos y en muchos casos se hallaban enfrentados a ellos. Los tangos compuestos a partir de entonces pasan a ser predominantemente cantados y sus héroes dejan de ser proxenetas. Como se ha mencionado la figura de Gardel es emblemática de este período en que el tango pasa a ser cantado o bien incorporado como género privilegiado primero en los sainetes y luego por medio de la radio y la cinematografía, dejando atrás su etapa primigenia en la que predominaba su relación con el baile y el ambiente prostibulario cuya figura de dominación emblemática era el "rufíán". El tango, al mismo tiempo que es asimilado por distintos sectores sociales desarrolla una poética propia en la obra de letristas como Celedonio Flores, José Gonzáles Castillo, Raúl Gonzáles Tuñón, etc y de saineteros como Nemesio Trejo, Alberto Vaccarezza, Novión, Armando Discépolo, etc. A su vez los tangos incorporan en sus letras el drama de los sainetes cuyos ejes temáticos son el barrio, la coexistencia sociocultural en los conventillos y el abandono de la mujer, entre otros. Las imágenes gauchescas, además de los sainetes criollos, aparecen vinculadas en este período al tango, por ejemplo en films como "Nobleza Gaucha" (1915) y posteriormente en otros como "Las luces del centro" (1932); en los llamados "tangos camperos" y en los atuendos, escenografías y letras de sus intérpretes más importantes como Carlos Gardel, Agustín Magaldi e Ignacio Corsini. La asimilación por parte del tango y los sainetes criollos de la simbología "gauchesca" no era equivalente a la difusión del criollismo como ideología promovida por las clases oligárquicas locales en su afán de oponer el "ser nacional" a las ideologías que portaban las corrientes inmigratorias. Los films "Nobleza Gaucha", "La cabalgata del circo" (1943), "El último payador", "La vida es un tango" (1939) y muchos más ejemplifican lo dicho. Como se ha mencionado tanto en el tango como en el sainete se trata de síntesis, de remedos mestizos que permiten la integración social, de la misma manera que Gardel con su canto integra al inmigrante con el criollo y se convierte en símbolo unificador de los distintos procesos de identificación social y cultural (Pujol, 1991). Esta síntesis entre la cultura criolla, la inmigración y el tango aparece claramente expresada algunas décadas antes de la consagración del "zorzal criollo" en la primera película argentina, "Nobleza Gaucha" (1915). En el escenario rural se conocen y traban amistad Juan el Gaucho y Genaro. Este último inmigrante italiano se ha ido a vivir al campo y formado una pareja "italo-criolla" con Ña Ciríaca. El italiano es invitado a una fiesta donde Flor de Cardo (criolla de la cual Juan se ha enamorado) es raptada por el Patrón José Grande, estanciero que contó con la complicidad del capataz y la policía. Genaro avisa a Juan y ambos van en su búsqueda a la capital con la guía del inmigrante conocedor de la ciudad. Las leyendas escritas de este film mudo revelan los diálogos y monólogos que adaptan el idioma italiano al argot porteño. El sincretismo cultural también se advierte en algunas escenas como por ejemplo la de Ña Ciríaca, la pareja criolla de Genaro, amasando pasta en el rancho. Ya en Buenos Aires el patrón "Gran José" se la pasa en el Salón Armenonville entre juerga y alcohol. Una mañana regresa a su mansión donde tiene raptada a Flor de Cardo sin saber que Juan lo estaba esperando. En esa circunstancia sucede el rescate de la criolla que regresa con Juan en tren desde una Buenos Aires que muestra todo el esplendor de los años posteriores al Centenario. Pero luego de arribar al pago Juan se entera que es perseguido por la policía porque el patrón lo ha acusado de ser un matrero. Al escapar se topa con Gran José y va con las boleadoras en su persecución. La mala suerte quiere que el patrón se desbarranque y caiga de su caballo. Juan no duda en ir en su ayuda, pero es inútil. La nobleza del gaucho se impone por sobre todas las diferencias. Un año después del estreno de este film, en 1916, Hipólito Irigoyen ganaría las primeras elecciones presidenciales basadas en el sufragio universal al frente de
"Si los pastos conversaran, esta pampa les diría
de qué modo la quería, con que fiebre la adoré.
Cuantas veces de rodillas, tembloroso yo me he hincado
bajo el árbol deshojado donde un día la besé"
Hacia el final dos fieles peones de Anselmo aparecen en Buenos Aires y rescatan a Elvira en plena función, cuando el millonario estaba a punto de despedirla. Con el ansiado reencuentro amoroso con Anselmo en "El Dorado" se restituye el equilibrio perdido. Como en el film "Nobleza Gaucha", el rescate de la criolla de manos del millonario que la confina en Buenos Aires, pone fin a la película. Pero a diferencia de aquél film "Las luces de Buenos Aires" no muestran ya la presencia del inmigrante como protagonista social y que fuera usual hasta la "década infame" sino a peones y patrones rurales identificados entre sí frente a la presencia hostil del extranjero. En la película "La vida es un tango" (1939-Dir. Manuel Romero) se cuentan los comienzos del tango en los peringundines para ascender de la mano de un cantor (Hugo del Carril) a Europa y USA. Pero en medio del éxito surge la desagracia ya que el cantor de tango pierde en Estados Unidos la voz y a su amada en manos de un "bacán" y de una "bacana". Su padre (Florencio Parravicini) le dice "el calor de la patria lo cura todo". Al regreso se produce el reencuentro con ella y la recuperación de la voz como una metáfora del tango criollo, es decir del regreso a sus fuentes. Un año después en la película "Carnaval de Antaño" del mismo director el protagonista Pedro conoce a Margarita en el carnaval de 1912. El era un gauchito cantor descubierto por el empresario (Parraviccini) que lo lleva al Armenonville donde ella hace su número. Allí Pedro se enfrenta a los "patoteros" y la seduce. La presencia de los petiteros que simbolizan la riqueza y el poder de los jóvenes porteños enfrentados a ellos es una constante, en la que Pedro representa al humilde y sentimental joven del interior. En el film hay también varias referencias al sentimentalismo que reemplaza al espíritu malevo del tango, como en "
De la prefiguración a la transfiguración político-cultural
La década de 1940 será considerada la "época de oro del tango" en la que convergerán las dimensiones que se han señalado como restaurativas del mismo (con sus evoluciones en los planos instrumental, cantable y bailable) y una amplia identificación social con sus manifestaciones. En este período sus prefiguraciones cifradas en las etapas previas alcanzan su máxima expresión y difusión tanto en el plano estético como en el cultural y político. La génesis y simbología del peronismo muestra significativas analogías con las del tango, ya que las dimensiones clasistas y de género de este movimiento aparecen subsumidas y sintetizadas en la figura del líder carismático Juan Perón, de manera análoga a la síntesis cultural entre componentes criollos e inmigrantes que simbolizara Gardel para el tango-canción y que patentizaran los sainetes para los tangos escénicos y luego la filmografía nacional. A su vez la historia del tango muestra (junto a la del peronismo) la integración de las mujeres en esos campos (culturales y políticos). A su vez las interrelaciones político culturales entre los campos del tango y del peronismo se dieron tanto a nivel de de la presencia de personajes comunes a ambos (Castillo, Manzi, Discépolo, Magaldi, Hugo del Carril y Eva Perón, entre muchos otros/as), en los propios contenidos de las letras y guiones de sainetes, en la presencia de programas radiales y en una vasta filmografía, como también en la simbólica figuracional por medio de analogías icónicas (la figura de Perón, su "abrazo" con Eva); discursivas: en las referencias habituales del líder en sus discursos a las figuras del tango (James, 2010) y en la síntesis político cultural y clasista que operó el peronismo. A su vez este movimiento fue considerado, lo mismo que el tango, como un fenómeno singular y "maldito" en la historia política y cultural argentina. Ese "malditismo" se hallaba también presente en las características culturales de algunos tangos como señalara Ricardo Horvath en su libro "Esos malditos tangos". Lo mismo que el tango el peronismo activó por medio del liderazgo carismático identificaciones cruzadas entre clases, géneros y etnias nacionales y locales. Otra dimensión significativa para considerar al tango como una prefiguración político-cultural del peronismo son las vinculaciones (de integración, conflictos y desplazamientos) entre las élites extranjeras y locales. Sus bases sociales y sindicales fueron conformadas por gente del interior del país (inmigrantes) y por dirigentes en muchos casos sindicalistas, socialistas, anarquistas y antiguos radicales herederos de la inmigración extranjera. Como han señalado Murmis y Portantiero en sus análisis de los orígenes del peronismo junto a las masas rurales tuvieron un importante protagonismo los antiguos dirigentes obreros de Buenos Aires (Murmis y Portantiero, 2011). En sus comienzos el peronismo aparece como una fuerza social antioligárquica y antibritánica. Su política económica social tendió al desplazamiento de la élite oligárquica probritánica con el fin de favorecer y estimular a las fracciones nacionales industrialistas (Basualdo, 2010; James, 2010, etc). También el tango -como expresión de la identidad nacional- experimentó en las primeras décadas del siglo veinte un desplazamiento en sus significados internos (revalorización) mediado por las élites locales y en relación a su vinculaciones con los centros imperiales (Savigliano, 1995). Pero en el caso del peronismo dicho desplazamiento excedió y se opuso a las construcciones identitarias y discursivas hegemónicas de la clase oligárquica (liberales o conservadoras) mediante agudos enfrentamientos culturales para incorporar a un universo social más vasto y en concordancia con la aparición del modelo sustitutivo de importaciones (Sigal y Verón, 2003; Romero, 2001; James, 2010; Svampa, 1997). En el plano del mundo laboral la "vieja guardia sindical" (la mayoría de cuyos dirigentes eran de origen socialista y anarquista) como se ha señalado apoyaron el surgimiento del peronismo. El componente social de esa vieja guardia sindical se identificaba con la "vieja guardia" del tango en referencia a las primeras camadas musicales del género conformadas por criollos e inmigrantes que a su vez fueron una expresión artístico-cultural preponderante de las bases sociales que acompañaron el surgimiento del radicalismo a principios de siglo pasado. Hasta el surgimiento de estos movimientos políticos de masas el sainete criollo y el tango (junto con el carnaval) oficiaron de medios artísticos de representación de las demandas políticas populares obturadas por el poder oligárquico y que fueron canalizadas por el radicalismo luego de 1916. Silvia Pellarollo analizó la relevancia que adquirieron los sainetes criollos como respuestas estéticas e ideológicas desde los sectores populares a los procesos de modernización ocurridos en el Rio de
Conclusiones: nuevos y viejos códigos (el lugar de la ficción en la construcción actual del tango)
El tango a través de sus expresiones masivas configuró un modelo en el que se reconocieron identidades diversas: territoriales, de género y nacionales; pero es a la vez una instancia cultural modelizante para otros discursos artísticos y extra artísticos, entre ellos el político ideológico. En este sentido el mundo de la cinematografía permite apreciar las estrechas vinculaciones con la emergencia del peronismo a través de sus temáticas y protagonistas: el mundo del interior, el lugar de la mujer y del patriarcalismo en la sociedad, la historia nacional y la del tango, las relaciones de clase, aparecen junto a otros recurrentes como "leit moiv" en las filmografías de las décadas del 30 al 50. Grupos como Forja y Boedo contaron entre sus filas a destacados representantes del tango, como Homero Manzi y Discépolo, entre otros, cercanos al peronismo. Pero el tango como "modelo cultural" encuentra en el peronismo (aunque dominante) una expresión política posible, entre otras. En términos generales si bien el tango presentó aquéllos "tangos malditos" (Horvath, 2008) dominará en sus letras (Mina, 2005) y en sus films (Kriger, 2009) un "apoliticismo" afín con dimensiones discursivas del peronismo y que admitirá distintas traducciones políticas, en las que la acción estatal cobró relevancia en relación al predominio del discurso peronista (James, 2010). A partir de la década del cincuenta la decadencia del tango se halla vinculada con la crisis y transformación de los sectores sociales, políticos y culturales electivamente afines con su surgimiento y desarrollo. También con la incapacidad del género de abarcar a los nuevos sectores sociales (entre ellos a los del interior del país) en su competencia con otros registros estéticos populares, especialmente durante la década de 1960, como lo fueron el folklore y las músicas juveniles extranjeras introducidas por las industrias culturales (Vila, 2000; Pujol, 2011; Penas, 1998). A partir de entonces decae también el predominio del tango en la cinematografía. Aunque no desaparece, el tango deja de ser un "modelo cultural" en el cual se reconocen diversas identidades populares y experimenta un proceso de diferenciación que encuentra nuevos referentes que ya no poseen el alcance popular de antaño. Proliferan a partir de entonces los debates acerca de la naturaleza del tango "auténtico", que giran en torno al surgimiento de nuevas estéticas que no logran retomar el impulso congregador de la "edad de oro" del tango, en decadencia. El "renacimiento" del tango tiene lugar a partir de mediados de la década de 1980 pero esta vez como resultado del predominio de baile a partir del impacto cultural que produjo la gira del ballet "Tango Argentino" por Europa y los Estados Unidos. También como resultado de los desencuentros producidos por los exilios, esta vez forzados, de ciudadanos argentinos que apelan al tango como un medio de expresión. Esta etapa de "renacimiento" del tango que se desenvuelve hasta la actualidad con variaciones se caracterizará por una acentuación de su dimensión performativa-restaurativa entendiendo por ésta a una mayor descontextualización de sus contextos iniciales de surgimiento. Las "conductas restauradas" (Schechner, op cit) en el tango diversificarán sus contenidos de género, clase y nacionales coexistiendo con propuestas performáticas contra-identificadoras y des-identificadoras, como las del tango queer, gay, el tango nuevo-juvenil, tango-protesta y su difusión por nuevos soportes tecnológicos como en el "tango electrónico". En este último se evidencia la introducción de la cultura posmoderna que caracteriza al capitalismo tardío en la construcción misma del tango y los límites que en este nuevo género la intervención y repetición de de las voces le imprime a su desarrollo, vaciándolas de sentido. También son otras las temáticas que predominarán en las letras de los tangos y en la cinematografía que hace referencia directa o indirecta al mismo. Se destacan en un principio las vinculadas al exilio y al regreso luego de la dictadura militar y otras vinculadas al contexto social, político y cultural emergente. Estas nuevas temáticas serán expresión de la cultura urbana rioplatense, de su "autenticidad" en relación a ella, de la jerarquización espacial de Buenos Aires en relación al interior del país y a la naturaleza de sus transformaciones territoriales internas y como expresión cultural de la transformación de los roles sociales, familiares y de género. En la filmografía del tango del nuevo siglo se advierte por último una tendencia (que puede ser constatada de manera intertextual) en la que el tango aparece como una dimensión performativa del discurso cinematográfico y que guarda relaciones complejas con la cultura y la política nacional y global. Se trata en estas películas de la recuperación del tango de manera análoga a los intentos de restauración de movimientos sociales sobre las fuentes laborales y de la sociedad argentina de sus símbolos originarios espaciales y temporales. La declaración del tango por
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[1] Este artículo se basa en la ponencia homónima presentada por el autor en las VII Jornadas de Sociología de
[2] Considero la definición que de hibridación ofrece García Canclini como "procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas" y al mestizaje como un tipo particular de hibridación étnica; tomando también en cuenta lo que contienen de desgarramiento y que no llega a ser fusionado (García Canclini, 1990)
[3] Se entiende por hermenéutica a las reglas de desciframiento de símbolos (Cfr Ricoeur, 2007)
[4] Schorske Karl (1998); "De Voltaire a Spengler: la idea de ciudad en el pensamiento europeo: de Voltarie a Spengler" en Pensar con la historia. Ensayos sobre la transición a la modernidad, Editorial Taurus, Madrid.
[5] Mario Sabugo distingue doce constelaciones poéticas principales en los tangos de principios de siglo pasado. La señalada oposición barrios-centro aparece como ordenadora del conjunto, como un nodo significativo de las mismas en su ordenamiento poético-espacial (Cfr Sabugo; 2011)
lunes, 4 de julio de 2016
CELEDONIO ESTEBAN FLORES Y SU MUSA MISTONGA
En 1914, en un Concurso que organizó el diario "Última hora", unos versos titulados "Por la pinta" resultaron ganadores y su autor (que firmaba "Cele") recibió el prometido premio de 5 pesos. Cuando Carlos Gardel co-noció esos versos, los hizo musicalizar por su guitarrista, el "negro" José Ricardo. Ya concluído el tango, Gardel decidió titularlo "Margot" y cono-cer al autor de su letra. Cuando este se presentó, el cantor al verlo tan jóven le preguntó si lo había mandado su tío en representación suya ya que no po-día creer que esos versos tan contundentes y llenos de sabiduría y experien-cia, además de excelentemente escritos, pertenecieran a alguien tan jóven. Ese jóven morocho, robusto y a la vez fino y culto era Celedonio Esteban Flores. Allí estaba naciendo uno de los poetas más importantes y represen-tativos del tango de todos los tiempos. "Margot" fue grabado por Gardel en 1921 y en 1923 con música de él y Razzano hacía lo mismo con otra obra maestra de "Cele": "Mano a mano". Durante ese mismo año 1923, Celedo-nio, que se dedicaba al boxeo bajo el seudónimo de Kid Cele, disputaba el título de campeón argentino de los pesos pluma. Ese mismo año, ya era un suceso "La mariposa", con música de Pedro Maffia y escribía los versos de "El bulín de la calle Ayacucho"que musicalizaría José Servidio. Vale la pe-na rastrear los orígenes de este singular y enorme poeta del tango que tanto significaría para el futuro y la evolución de las letras de este género. Cele-donio había nacido en 1996 en pleno Centro porteño: Rivadavia y Talca-huano, pese a que muchos lo dan como nacido en Villa Crespo, barrio al que le cantó y del cual es un símbolo. De adolescente, nomás, escribía ver-sos con una vocación irrefrenable y con la fuerte influencia del modernis-mo y la poesía "rubendariana". Esos son sus orígenes literarios. Pero en plena adolescencia (cerca del Centenario), sus padres se trasladan al barrio de Villa Crespo y el descubrimiento de ese barrio, de sus personajes, de la vida de sus gentes; en suma, de lo que era el mundo conmovido de un au-téntico suburbio de Buenos Aires, influyen y penetran tanto en su sensibi-lidad de creador, que experimenta un verdadero giro en su lenguaje y en su temática que lo va a instalar en lo que él definiría con el tiempo, en la irre-nunciable "musa mistonga". Encuentra en el lunfardo una valiosa herra-mienta para expresar su poesía, a la que enriquecerá con la maestría del manejo del verso y de las formas poéticas, no exentas de originales y co-loridas imágenes. Su mensaje va directo al corazón y sensibilidad de las gentes a quienes se dirige. Y su punto de vista siempre será el del hombre del barrio que ve, retrata y expresa la vida alumbrada por las "luces del Centro" como él las vé ("Es que yo tengo un alma rantifusa/ bajo esta pinta de bacán lustroso."
"No tengo el berretín de ser un bardo/ chamuyador letrao ni de spamento;/ yo escribo humildemente lo que siento/ y pa' escri-bir mejor lo hago en lunfardo."-"Musa rea"). Sus reproches y críticas a al-gunos personajes que dejaron la vida humilde del arrabal para "perderse" en las "luces del Centro", más que adoptar una actitud moralista están lle-nos de conmiseración. Como hombre del Villa Crespo aquel, desde allí analiza y descubre, interpreta y canta. Para él, el mundo de la noche, del Centro, del cabaret, es ficticio y se contrapone al mundo del barrio, del conventillo. Incursionó en la temática social como pocos, sin ideologizar una natural rebeldía y disconformidad ante la miseria y manteniéndose fiel a su orígen y entorno. Tangos como "Pan", "Sentencia" o "Gorriones", son fieles exponentes de esa actitud, que también queda reflejada en los versos de "Porque canto así", verdadera definición de su arte poética. Nunca está de más repetir que además de ser uno de los pilares de la letrística tanguera, que recoge y continúa la mejor herencia de Pascual Contursi y de Evaristo Carriego, él mismo alcanzó una dimensión de poeta que queda reflejada en algunas felices expresiones que además revelan una sabiduría y un manejo admirable del verso. Y entonces uno recuerda eso de: "vos tenés el alma llena de infelices ilusiones", "
hoy sos toda una bacana/ la vida te ríe y canta
"("Mano a mano"); "
¡Hay que ver, señor juez, como se vive,/ para saber después cómo se pena!" ("Sentencia"). Y recuerda los hermosos versos de "Gorriones", y repasa "Canchero", "Corrientes y Esmeralda", "Cuando me entrés a fallar", "Mala entraña", "Viejo coche", "Muchacho", "Pa' lo que te va a durar", "Tengo miedo", "Viejo Smoking"
Y no se olvida de sus libros de (¿versos, poemas, tangos?): "Cuando pasa el orga-nito" y "Chapaleando barro". Este grato ejercicio nos vuelve a enfrentar con uno de los poetas esenciales del tango que la memoria sabe preservar. El "negro Cele" murió en Buenos Aires el 28 de julio de 1947. Vale repetir unos versos que le dedicáramos: "Mistonga musa de Cele,/ que nunca se apagará."