CARMEN GUZMÁN REYNALDO MARTÍN
En dos días he recibido dos tremendos golpes de esos que verdaderamente sacuden el corazón y el alma y hacen sentir a uno cuanto de impotente se es ante los hechos irreparables. Sobre todo ante el más irreparable: la muerte.
El 17 de mayo dejó de existir alguien muy ligado a mi tarea de poeta y autor y enormemente apreciado por mí. Una gran artista: cantante, compo-sitora, guitarrista, cantora: Carmen Guzmán, de quien no dejaré de seguir apreciando y admirando su enorme talento y sus excepcionales condiciones
humanas que la han convertido en un ser irrepetible. De nuestro trabajo conjunto quedan una serie de obras que atesoraré toda mi vida: De Buenos Aires, morena, Siga cantando nomás, Milonga de andar con alas, Cuando uno canta, Canto que se hace viento, Por la costumbre de vivir
y una vasta lista de canciones en tiempo de milonga, tango y otros ritmos
criollos. Su voz y su guitarra siguen sonando en mi interior y en el aire de mi ciudad y mi país.
Al día siguiente, 18 de mayo, se me fue otro amigo del alma, gran ser humano, excelente cantor y fecundo compositor en los últimos tiempos:
Reynaldo Martín, a quien conocí cuando era "El alemancito" y con quien vivimos inolvidables jornadas y noches de canto y lucha por nuestra can-
ción ciudadana y tuvimos la suerte con Osvaldo Avena, de tenerlo como intérprete de nuestro tango en el 3er. Festival Odol de
y lograr el 1er. Premio con "Esta ciudad". Jóven todavía, no dejaré de la-
mentar su temprana partida de este mundo y de condolerme por su inape-
lable ausencia.
(H.N.)